martes, 8 de mayo de 2012

¿Qué tienen en común el estrato geológico y la glándula parótida?

Amsterdam (Holanda); una tarde del año 1659 un científico joven y curioso se le ocurre comprar una cabeza de cordero para llevarla a su laboratorio y disecar el cerebro. Podríamos pensar, que tío más raro. Pues bien, explorando todos los vasos habidos y por haber con una simple sonda, descubrió un conducto nuevo, desconocido hasta entonces. Era la glándula parótida, bautizada por aquel entonces como ductus stenonianus.
Años más tarde, este mismo científico dejó de lado las incursiones en cerebros ajenos y se preocupó por la tierra y rocas que pisaban sus pies, y más concretamente por los fósiles que observaba en esas capas de material en los paisajes a los alrededores de su ciudad. Esas capas que contenían tal variedad de fósiles tenían que ser descritas de alguna manera...¿porqué no llamarlas estratos? El término estrato fue introducido en Geología por Nicolas Steno en el siglo XVII para denominar a una capa de roca o sedimento limitada por superficies horizontales con continuidad lateral y que equivale a una unidad de tiempo de depósito. Esta definición constituyó la base del Principio de la horizontalidad original y continuidad lateral de los estratos. Estos logros han hecho que Nicolas Steno sea considerado uno de los padres de la Geología y que el estrato y la glándula parótida estén más relacionados de lo que nunca se habría esperado.

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