martes, 11 de diciembre de 2012

Un insecto fósil revela que el camuflaje natural tiene 110 millones de años


El comportamiento de camuflaje y las adaptaciones morfológicas al medio aparecieron de forma muy temprana en los insectos, exactamente en el Cretácico, en tiempos de los dinosaurios, según revela un estudio desarrollado por científicos españoles a raíz de un descubrimiento fósil en el yacimiento de El Soplao, en Cantabria. 

El Instituto Geológico y Minero de España (IGME), que participó en la investigación, da cuenta del hallazgo, publicado en la última edición de la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS). 

Según el IGME, el trabajo se basa en el estudio de "una pieza excepcional" de ámbar descubierta el año 2008 en El Soplao, el más extenso y rico de esa resina de la Era Mesozoica en Europa. 

Se trata de una larva depredadora de unos cuatro milímetros, del grupo de los neurópteros que vivió durante el Cretácico, hace unos 110 millones de años, y que se confundía con el entorno con un "escudo protector" hecho de pequeños filamentos de origen vegetal, recolectados con sus mandíbulas. 

Conocido como "trash-carrying" o transporte de basura, ese comportamiento se identifica como una estrategia de supervivencia que mantienen formas de vida actuales para confundirse con el entorno, engañar a las presas y protegerse de los depredadores. 

La especie estudiada, afín a las actuales crisopas verdes, representa un nuevo género y ha sido denominada Hallucinochrysa diogenesi, o crisopa alucinante de Diógenes, en referencia a su apariencia alucinante y al síndrome de Diógenes, la patología que afecta a quienes acumulan basura de forma compulsiva, explica el IGME en una nota de prensa. 

La Hallucinochrysa diogenesi, "de aspecto único y diferente al de las actuales crisopas verdes", recalca el estudio, contaba con largos túbulos de abundantes pelos terminados en forma de trompeta, que, a modo de ancla, retenía la basura en una especie de "cestilla dorsal" que evitaba que se desprendiera con el movimiento de la larva. 

Toda esta estructura era hasta ahora desconocida para la ciencia, asegura el estudio, que descubre el camuflaje más antiguo en el mundo de los insectos, sin cambio durante 110 millones de años, "una información relevante para los estudios evolutivos sobre el comportamiento animal y las estrategias de adaptación al medio de los organismos a lo largo de la historia de la Tierra". 

Los científicos destacan además, como "dato excepcional", la estrecha relación planta-insecto de carácter ancestral -posiblemente, un ejemplo de mutualismo- ya que la larva depredadora libraría de plagas al helecho que constituiría su hábitat y aportaría la "basura" protectora. 

En el estudio, financiado con fondos gubernamentales autonómicos, españoles y norteamericanos, participan los investigadores Ricardo Pérez de la Fuente y Xavier Delclòs, del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona; Enrique Peñalver, del Museo Geominero del Instituto Geológico y Minero de España; Mariela Speranza, Carmen Ascaso y Jacek Wierzchos, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC y Michael S. Engel, de la Universidad de Kansas (Estados Unidos).
Fuente: Heraldo de Aragón